IV.- CENA EN LA GRANJA DE RATAS (El SARS)
David Quammen comienza el capítulo 4 de «Contagio» contando qué a principios de 2003 “el virus del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) embarcó en un avión en Hong Kong y viajó hasta Toronto”, para luego expandirse a Singapur, Vietnam, Tailandia, Taiwán y Pekin, apuntando desde el inicio del capítulo a subrayar el papel clave que juegan los humanos globalizados en la expansión territorial de los virus.
Justamente una de las primeras víctimas del virus fue un reputado parasitólogo italiano que había realizado importantes trabajos para la OMS. Su muerte rápida en Bangkok, adonde había ido a atender un congreso de su especialidad, dio especial eco al nuevo patógeno.
Desde Hong Hong el virus también llegó en avión a Pekin. Despegó con 120 pasajeros, uno de ellos tosiendo. Aterrizó con 22 contagiados, lo que terminó derivando en el contagio de 400 sanitarios en 70 hospitales de la ciudad.
El SARS tiene dos factores que lo hacen especialmente grave: su alto grado de infecciosidad y una letalidad muy superior a las formas habituales de neumonía.
El SARS surgió en la provincia de Cantón, una provincia vecina de Hong Kong y con unas costumbres culinarias muy peculiares, en la que el gusto por los animales exóticos es una señal de identidad. El rastreo de los primeros casos llevó a concluir que el origen de la infección provino de la manipulación de carne de animales salvajes.
Los síntomas del SARS son dolor de cabeza, fiebre alta, escalofríos, dolor corporal, tos fuerte y persistente, expectoración de flemas sanguinolentas y destrucción progresiva de los pulmones, que provoca falta de oxígeno y conduce a la muerte por fallo multiorgánico. Es una enfermedad altamente contagiosa, sobre todo entre el personal sanitario, siendo el proceso de intubación de pacientes el momento más propicio para dichos contagios. En la crisis del SARS, todo el personal médico terminó equipándose como lo vemos hoy frente a la Covid-19.
Al principio de la epidemia se desconocía cual era el factor de infección y se denominó a la enfermedad como un “síndrome”. Se asimilaba a una forma de gripe híper agresiva. El hecho de haber vivido 6 años antes la crudeza de la gripe aviar, hacía que ciudades como Hong Kong fuesen especialmente sensibles ante la posibilidad de una nueva epidemia. Ante aquella epidemia aviar, la solución había sido draconiana, ordenandose la eliminación de un millón y medio de aves de corral, lo que, sumado a un parón de 7 semanas para descontaminar las granjas y la baja tasa de contagio a humanos, logró terminar con la epidemia. Por el contrario, el nuevo agente de 2003 era muy contagioso entre humanos.
Un equipo de la universidad de Hong Kong comenzó a hacer cultivos celulares para buscar dicho agente. Con el tiempo se fue decantando por la idea de que se trataría de un virus de procedencia animal, es decir, un nuevo caso de zoonosis, hasta que finalmente se comprobó que se trataba de un coronavirus, bautizado como SARS-CoV. El SARS-CoV fue el primer coronavirus causante de una enfermedad grave en humanos que se descubrió.
Las primeras sospechas se centraron en la civeta de las palmeras enmascarada como origen del virus, un animal salvaje muy apreciado en la cocina de Cantón, sumida en la moda de los “sabores silvestres” (“ye wei” en mandarín), como modo de obtener prestigio, prosperidad y buena suerte. DQ cita a Karl Greenfeld, editor del Time Asia, un experto en nuevas tendencias asiáticas, entre otras las gastronómicas: “En el sur de China siempre se ha comido más variedad de animales que en prácticamente cualquier otro lugar del mundo. Durante la era de los sabores silvestres, el alcance, la variedad y la cantidad de animales salvajes consumidos aumentarían hasta incluir prácticamente a todas las especies de tierra, mar y aire”. De hecho, en la provincia de Cantón había más 2.000 restaurantes especializados en sabores silvestres, que se aprovisionaban en mercados al aire libre de animales vivos.
Al analizar animales de estos mercados, se encontraron 6 civetas infectadas con coronavirus muy similares al SARS-CoV, lo que puso la mira en estos mamíferos como origen de la infección y se implantó la prohibición de su venta.
El saldo final de la epidemia de SARS en junio de 2003 fue de unas 8.098 personas infectadas, de las que murieron 774. Sin embargo, pocos meses después de haberla dado por superada, hubo un nuevo brote en diciembre en Cantón. El gobierno reaccionó de un modo drástico, ordenando la erradicación de todas las granjas de civetas (más de 1.000 resultaron sacrificadas). El desahogo solo duró un año, cuando se descubrió que las civetas no eran el reservorio del virus, sino tan sólo un intermediario: un “huésped amplificador”.
La Universidad de Hong Kong comenzó a capturar y analizar a toda la fauna salvaje de los alrededores de Hong Kong, encontrando una pista fundamental: los murciélagos de herradura estaban en su gran mayoría infectados por variantes del coronavirus del SARS CoV, quedando claro que llevaban tiempo como reservorio y que la variante en humanos era sólo una delgada rama de un árbol genealógico más vasto que había evolucionado y mutado lo largo de miles de años en esta población reservorio.
DQ cuenta como acompañó a una delegación científica a capturar murciélagos en cuevas de la provincia de Cantón.
En sus conclusiones sobre la epidemia de SARS, DQ hace una advertencia que en plena pandemia por Covid-19 podemos valorar como acertadísima: “Es posible de esa historia mucho más oscura se acabe contando, probablemente no con este virus como protagonista, sino con otro distinto. Es de suponer que, cuando llegue la próxima gran pandemia, es probable que se conforme a ese mismo y perverso patrón, el de la elevada infectividad antes de los síntomas notables, que la ayudará a moverse entre ciudades y aeropuertos como un ángel de la muerte”.
PREGUNTA #7) ¿Deberíamos cambiar nuestros hábitos alimenticios para controlar el riesgo de futuras zoonosis? ¿No podría ser la “nueva alimentación” uno de los ejes clave de la “nueva normalidad”?
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Fragmento de la guía de lectura preparada por Smart Architect sobre “Contagio» de David Quammen. Como suscriptor, puedes leerla completa en el apartado Lecturas de esta web: https://www.clubdelecturas.com/producto/la-conquista-de-america-contada-para-escepticos-juan-eslava-galan/
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