Libro: SÓLO HAY UN DIOS – Breve historia de la evolución del Islam
Autor: Reza Aslan
1ª Edición en inglés: 2005
1ª Edición en español: Mayo de 2015
Debate 1/2: Viernes 26 de Abril de 2018 (Primeros 4 capítulos)
Debate 2/2: Viernes 10 de Enero de 2018 (Últimos 4 capítulos)
Guía de lectura escrita por: Jorge Ponce Dawson
NOTA BIOGRÁFICA SOBRE EL AUTOR
Reza Aslan es licenciado en estudios religiosos, escritor y presentador de televisión, de origen irano-americano. Ha escrito tres libros sobre religión: No Dios pero Dios: Orígenes, evolución y futuro del Islam; Más allá del fundamentalismo: Los extremismos religiosos enfrentados en tiempos de globalización; y Zealot: La vida y la época de Jesús de Nazareth. Asian es miembro de la Academia America de la Religión y de la Sociedad de Literatura Bíblica. Es profesor de escritura creativa en la Universidad de California, Riverside, y es miembro del directorio del Concejo Nacional Irano-Americano (NIAC).
SÓLO HAY UN DIOS
CAPÍTULO 1: La religión en la Arabia preislámica
Reza Aslan (RA) señala que los profetas no crean las religiones, sino que las reforman y reinterpretan. Sus sucesores son los que transforman las palabras del maestro en sistemas religiosos. Mahoma pretendía acercar el Dios de los judíos y los cristianos a la sociedad multiétnica de los pueblos árabes, que los musulmanes llaman Yahiliya: “edad de la ignorancia”.
Arabia el siglo VI – El centro de la vida religiosa de la Arabia preislámica estaba en el valle de la Meca, en un pequeño santuario de barro y piedra -la Kaaba-, el cubo, donde residían 360 “dioses” (sirios, egipcios… incluso Jesús y María). Durante los meses sagrados, peregrinos de toda la península arábiga llevaban a cabo el ritual de rodear la Kaaba 7 veces. Creían en su origen bíblico (pág. 13) o en un significado cosmológico.
Los árabes paganos- La palabra griega “Paganus” significa rústico, zafio y fue utilizada por los cristianos para insultar a los que seguían creencias distintas a la suya. RA destaca la diferencia en la Arabia preislámica entre la religiosidad de los beduinos nómadas, centrada esencialmente en preocupaciones inmediatas (un dios que pueda guiarnos al agua) y la de las sociedades sedentarias (como en la Meca), más metafísica, con un solo dios creador Alá y dioses subordinados mediadores con los hombres. Esta fe es lo que se denomina henoteísmo, antecedente de la profesión de fe musulmana: “No hay dios, sino Dios”.Por otra parte, no había sacerdotes sino kahins (pág. 16).
En el resto del capítulo, RA comenta la percepción de otras religiones en la Arabia preislámica:
El judaísmo – Los árabes henoteístas aceptaban que Alá era el mismo que Yahvé, el Dios de los judíos. Ambos pueblos estaban muy integrados e influidos entre sí (pág. 17) y ambos se consideraban descendientes de Abraham.
El cristianismo – Algo similar puede decirse de los cristianos. De hecho, la imagen de Jesús fue colocada en el santuario de la Kaaba por un cristiano copto llamado Baqura. Y existen muchas similitudes entre descripciones de la Biblia y el Corán.
El zoroastrismo- Era la religión de los sasánidas (antiguos persas), cuyas fronteras eran protegidas por una tribu árabe. Zoroastro era monoteísta con un dualismo de espíritus opuestos: uno benéfico, (la Verdad) y otro hostil (la Falsedad) que evolucionaron en Ormuz, dios de la luz y Ahrimán dios de la oscuridad.
El hanifismo– Un movimiento monoteísta árabe surgido en el S.VI, según la leyenda (pág. 21). Una fe proselitista que se difundió por todo el Hiyaz (Arabia occidental). Mahoma seguramente la conocía.
En este contexto (siglo VII) apareció el profeta Mahoma, sustituyendo la edad de la ignorancia – un tiempo de depravación moral y discordias religiosas – por un mensaje monoteísta y una moralidad inflexible.
CAPÍTULO 2: El mundo en el que nació Mahoma
La ética tribal- Los beduinos nómadas preservaban la unidad de la tribu mediante un fuerte sentido de solidaridad y un reparto equitativo de sus escasos medios. El responsable era el jeque, elegido por unanimidad como “el primero entre iguales” para encarnar los ideales de valentía, honor, hospitalidad, fuerza en el combate, justicia y dedicación al bien colectivo, protegiendo especialmente a los más débiles. Tenía poca autoridad ejecutiva real pues las decisiones importantes se tomaban por consulta con el qaid (jefe militar) el kahin (responsable del culto) y el hakam (que resolvía las disputas). El recurso jurídico del jeque era la Ley del Talión “ojo por ojo” y nada más. También había “dinero de sangre” para facilitar el castigo (valor de la vida de un hombre libre 100 camellos, mujer 50).
En caso de discrepancia un hakampronunciaba una declaración legal, que a lo largo del tiempo originó una tradición jurídica normativa o sunna. Cada tribu tenía sus hakams y su propia sunna. Este hecho y considerando además que los delitos contra personas externas a la tribu no eran delito, hacía complicado mantener el orden inter tribal.
Los coraichitas- Eran la tribu beduina más poderosa establecida en la Meca, a la que pertenecía el clan de Mahoma. Eran los Guardianes del Santuario y controlaban la Kaaba, creando anillos de asentamientos (cuanto más cerca de la Kaaba, más poder). La casa del fundador de la tribu, Qusay, estaba adosada a la Kaaba de forma que para acceder al interior había que pasar por su casa. Cobraba tributos y tenía la autoridad política, religiosa y el poder económico de la ciudad, animando a los peregrinos a comerciar. Todo el terreno era sagrado, neutral y no se permitía llevar armas.
CAPÍTULO 3: Mahoma en la Meca
Mahoma nació – según la tradición – en el 570 finales del S. VI. Su padre había muerto antes de que él naciera, su madre murió cuando tenía 6 años y fue a vivir con su abuelo que también murió dos años después. Mahoma quedó a cargo de su poderoso tío, Abu Talib, jeque de los hachemíes, que le dio protección y trabajo en su negocio de caravanas. Así realizaba frecuentes viajes por la región conociendo tribus cristianas, zoroastranas y judías y estando familiarizado con el hanifismo.
Curiosamente la identidad profética de Mahoma fue desvelada por la interpretación de un monje cristiano – Bahira- (Pág. 33) al paso de la caravana en la que este iba cuando tenía 9 años.
Mahoma en la sociedad de la Meca – los jeques coraichitas centrados en enriquecerse y en el poder habían perdido la ética tribal de igualdad social. El sistema económico y religioso originaba una sociedad fuertemente estratificada que excluía a huérfanos, viudas y débiles.
Mahoma se labró fama en la Meca de buen mercader, recto y devoto y era apodado Al Amin “digno de confianza” siendo elegido en ocasiones como hakam. Aún así seguía siendo pobre y sin futuro. Se casó con una viuda rica de 40 años, Jadiya, potenciando su negocio y ascendiendo en la escala social.
Las primeras revelaciones de Mahoma- Mahoma sufría con la incoherencia de su vida: mercader dentro del sistema económico-religioso de la Meca que explotaba a los desprotegidos, frente a sus creencias. Se retiraba a meditar y sufría visiones y alucinaciones perturbadoras hasta el punto de querer suicidarse. Con 40 años tuvo la revelación de una presencia opresiva que le mandaba recitar unas palabras. Así se convirtió en profeta y durante los siguientes 23 años recitó el texto completo del Corán (significa la recitación). Esta idea pone de relieve que el profeta era analfabeto, algo poco probable por su profesión y que tal recitación implica revelación divina. Pensaba que estaba loco y en esa etapa su mujer Jadiya fue su gran apoyo. También en esta ocasión un cristiano, Uaraqa, afirmó que Mahoma era un verdadero profeta (pág. 43).
Tuvo una segunda revelación cuyos versículos aseguraban que era el mensajero de Dios (pág. 43-44).
En los versículos iniciales los dos temas son el religioso (Dios bueno, misericordioso y generoso) aunque sin una declaración firme de monoteísmo y el social condenando la explotación de los desprotegidos, la usura y exigiendo justicia económica. Un mensaje revolucionario en su sociedad.
Los primeros seguidores- fueron Jadiya, su primo Alí que acabó siendo el guerrero más respetado del islam y se casó con Fatima, hija de Mahoma, el esclavo de éste, Zaid y jóvenes influyentes de la Meca descontentos con su sociedad. También había mujeres.
El impacto de Solo hay un Dios- En 613 la revelación de Mahoma se concreto en “sólo hay un Dios y Mahoma es el Mensajero de Dios”, ya no era el primero entre iguales: no tenía iguales.
Con el monoteísmo radical, los ídolos de la Kaaba y la propia Kaaba perdían su razón de ser. Mahoma entendió que la manera de provocar una reforma religiosa, social y económica era atacar la raíz misma de la riqueza y el prestigio coraichita, poniendo en peligro la supremacía de la Meca. Se propuso acudir en persona a dar un mensaje ante los peregrinos y los coraichitas montaron una campaña para desprestigiar al “hechicero”, lo que tuvo un efecto contrario. También sometieron a todo el clan de Mahoma a un boicot económico, pero justo cuando se levantó éste murieron el tío y la mujer de Mahoma, quedando sin protector y sin apoyo afectivo y moral. Mahoma se libró de un atentado y junto con sus seguidores huyeron a Yazrib, un oasis 250 km al norte de la Meca.
CAPÍTULO 4. Mahoma en Medina
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