Zadig o el destino y otros cuentos orientales – Voltaire

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Descripción

Breve biografía del autor

François-Marie Arouet nace en París en 1694, hijo de un notario real en la corte de Luis XIV.

Entre 1704 y 1711 estudia con los jesuitas; a continuación, inicia estudios de Derecho y llega a ser nombrado secretario de embajada en La Haya, de donde es urgentemente repatriado a raíz de un intento de secuestro de una joven protestante con la intención de “convertirla”.

Entre 1714 y 1716, de vuelta en París, publica sus primeros escritos, lleva una vida alegre y acude regularmente al salón literario de Sceaux, invitado por la duquesa de Maine (casada con Luis Augusto de Borbón, hijo legitimado de Luis XIV). A la muerte de Luis XIV, en 1715, y durante la regencia de Philippe d’Orléans, es exiliado y luego encarcelado en la Bastilla por haber publicado unos versos insolentes sobre el Regente. En 1718, ya liberado, adopta el nombre de Voltaire y estrena su primera tragedia, Edipo, con gran éxito.

Consagrado como dramaturgo de moda, en 1726 tiene un enfrentamiento con el caballero de Rohan que le lleva de nuevo a ser encarcelado unos meses en la Bastilla; se exilia dos años en Inglaterra, regresa a París y sigue escribiendo.

En 1733 publica en Inglaterra y en inglés sus Cartas filosóficas, una crítica clara de la Sociedad francesa; traducidas al francés y publicadas en Francia un año después, inmediatamente son incorporadas al índice de “libros prohibidos” y son quemadas en la plaza pública. En 1737 realiza una lectura crítica de La Biblia junto con Madame de Châtelet (con quien mantendría una relación sentimental de 16 años).

En 1744 comienza una nueva relación amorosa con su sobrina, Madame Denis. En 1745 se gana el favor de Madame de Pompadour (favorita de Luis XV) y es nombrado poeta oficial, historiógrafo del Rey y miembro de la Academia Francesa. Nuevamente, una frase imprudente pronunciada durante un juego de la Reina hace que tenga que huir de París en 1748. Pierde el favor real y en 1750 viaja a Prusia, a la corte de Berlín, donde Federico II le nombra chambelán.

En 1751 aparece el primer volumen de La Enciclopedia, en la que Voltaire colaboraría asiduamente. Al año siguiente, se querella con Maupertuis, filósofo defensor de la “generación espontánea”. Federico II se inclina a favor de Maupertois y despide a Voltaire quien, partiendo de Berlín, es detenido en Frankfurt por orden del rey de Prusia. Tampoco Luis XV le permite regresar a París, así que, tras un peregrinaje por varias ciudades —Kessel, Gotha, Estrasburgo y Pragins—, se instala en Ginebra en 1755 y compra la finca Les Délices, el mismo año del terremoto de Lisboa (que le impresiona profundamente).

En 1756 se inicia la Guerra de los Siete Años y en ella Voltaire actúa como mediador de paz con Prusia. En 1757, en París y Versalles, se emprende la persecución contra los filósofos, y se interrumpe la publicación de La Enciclopedia.

En 1758, Voltaire adquiere las propiedades de Ferney y Tournay, en territorio francés pero junto a la frontera suiza, y en ellas residirá hasta su muerte en 1778. En estas dos últimas décadas de su vida, de los 64 a los 84 años de edad, publica de manera incesante. Cabe destacar las obras siguientes:

  • Cándido, éxito inmediato en toda Europa.
  • Historia de Rusia durante el reinado de Pedro el Grande.
  • Múltiples panfletos contra los enemigos de los filósofos.
  • Tratado sobre la tolerancia.
  • Diccionario filosófico portátil.
  • Un folleto en abierta oposición a Rosseau: El sentimiento de los ciudadanos.
  • El ingenuo.
  • Varios volúmenes (#9) de Cuestiones sobre La Enciclopedia.
  • Algunos de sus cuentos más difundidos por su carácter de crítica social (“El hombre de los cuarenta escudos”, “El toro blanco”).

En 1774 muere Luis XV, y el nuevo monarca, Luis XVI, aunque educado en los principios ilustrados, sigue siendo hostil a Voltaire. En 1778, a pesar de la prohibición real, Voltaire regresa a París, asiste a representaciones triunfales de su tragedia Irene y preside una sesión de la Academia Francesa. En pleno auge social, y estando gravemente enfermo, fallece el 30 de mayo de 1778, un mes antes que su “rival” intelectual, Rousseau.

Entre 1785 y 1789, el sello Kehl edita las Euvres completes de Voltaire en 70 volúmenes. La Revolución francesa se inicia precisamente en 1789, con la proclamación de la Asamblea Nacional Constituyente del 9 de julio, cinco días antes de la toma de la Bastilla.

En 1791, las cenizas de Voltaire son trasladadas al Panteón de París, donde se encuentran enterrados los restos de las personalidades de la Historia de Francia.

Paralelismos con la aparición de Zadig y otros cuentos orientales escogidos por Valdemar I. Cronología

  • “Así va el mundo”
  • “Zadig”, republicado y renombrado pocos años después como “Zadig o el destino”
  • “Memnón o la sabiduría humana”
  • “Carta de un turco”

1760 “Historia de un buen brahmín”

1764 “El blanco y el negro”

1773 “El toro blanco”

 

Zadig: resumen extraído de Mauro Armiño 

(traductor y editor de la versión de Valdemar ©1999 y de Siruela © 2006)

«El protagonista realiza un viaje iniciático, de aprendizaje del mundo. Su punto de partida es la gloria y la dicha en que se encuentra antes de que sobre su cabeza se amontonen los nubarrones del destino».

Zadig es el propio Voltaire, a quien todo parece sonreír mientras intenta desempeñar un papel político en la corte de Versalles. Sus ilusiones se ven trucadas enseguida. Además de repetidas alusiones a la Francia contemporánea, parece evidente que la corte de Babilonia no es sino el heterónimo de la de Versalles. El autor introduce elementos autobiográficos; un ejemplo es la cualidad efímera del amor que él mismo sufrió en primera persona. Todo el relato gira en torno al cinismo de los cortesanos —hombres y mujeres influyentes— y a las terribles consecuencias del fanatismo religioso.

 

Zadig y otros cuentos orientales[1]

Resumen de Zadig para el debate

Introducción

Zadig aparece en 1748, momento en que Voltaire ha caído en desgracia con la nobleza —con la que se codeaba— porque ha acusado de tramposos en el juego a ciertos personajes que rodean a la Reina. El relato en sí viene precedido por una pretendidamente contradictoria introducción donde un narrador en primera persona (pegado al autor) se “disfraza” de sabio consejero de una supuesta sultana, y fecha el escrito según un calendario a medias creíble (año 837 de la Hégira), a medias no tanto (mes del Escaballo, que no se reconoce, pero recuerda lejanamente al horóscopo chino).

Desde ese primer párrafo de la “Aprobación”, Voltaire nos sitúa en un universo donde todas las historias se asemejan en cuanto a su valor de credibilidad, ya sean las narraciones que cimentan las tradiciones religiosas, ya sean reconocidas historias procedentes de la mitología, tanto oriental como occidental, o bien relatos inventados, como es el caso de Las mil y una noches, que habían sido publicados en francés entre 1704 y 1717.

Como contrapartida al origen “dudoso” del cuento, el escritor otorga al narrador la capacidad de jugar con un doble sentido del discurso, o triple si se cuenta el que solo desvela al lector; su primera sentencia, entera, prepara para la burla, la ironía y toda clase de segundas intenciones que, en aquel tiempo, difícilmente escaparían a cualquier censura:

«Yo, el abajo firmante, que me he hecho pasar por sabio, e incluso por hombre de ingenio, he leído este manuscrito que, a pesar mío, me ha parecido curioso, entretenido, moral, filosófico y digno de agradar incluso a quienes odian las novelas. Por eso lo he prohibido, y he asegurado al señor Cadí-Lesquier[2] que es una obra detestable.»

A continuación, en el retrato de la dama a la que dedica el relato, se reconoce a Madame de Pompadour, en quien Voltaire confiaba por entonces para ganarse los favores de Luis XV.

 

Algunas referencias a lo largo del relato

Capítulo 1. El tuerto Protagonizado por Semira, nombre de la primera novia de Zadig y que lo abandona al enterarse de que ha perdido un ojo. Semira recuerda a Semíramis (o Semiramide), tragedia en cinco actos que Voltaire publica en el mismo año basándose en el mito griego de la reina de Babilonia a quien se atribuye la creación de los jardines colgantes. En la adaptación de Voltaire, Semíramis representa la encarnación de la infidelidad conyugal.

Capítulo 2. La nariz Se menciona un remedio curativo absurdamente milagroso: aplicar sobre una zona dolorida la nariz de un hombre muerto el día anterior. Cador, el único amigo que será siempre fiel a Zadig, compara el método con unos “saquitos del Señor Arnu contra la apoplejía”.[3]

Capítulo 3. El perro y el caballo Voltaire adapta aquí un cuento de d’Herbelot[4], para burlarse de las investigaciones y descubrimientos de la época, como el intento de fabricar seda artificial a partir de telas de araña. Además, en la colaboración de Zadig para encontrar al perro y el caballo perdidos, se revela que la sagacidad, la sinceridad y los deseos de ayudar pueden volverse en contra de quien los muestra.

Capítulo 4. El envidioso Primero, el fanático archimago Yébor[5] quiere empalar a Zadig por haber opinado sobre los grifos, animal de existencia no probada. De nuevo, Cador salva a su amigo Zadig.

En el mismo capítulo, Zadig se ve envuelto en acusaciones que casi le llevan al patíbulo, por culpa de un vecino envidioso del éxito de nuestro héroe.

Capítulo 5. Los generosos Competición de “generosidad” en la que Zadig es premiado por haber hablado en defensa de un ministro que había caído en desgracia frente a su soberano.

Capítulo 6. El ministro El Rey nombra primer ministro a Zadig, que ejerce su cargo con templanza y equidad admirables.

[Este capítulo y el 7 eran solo uno, titulado “Los Juicios”, hasta 1756.]

Capítulo 7. Las disputas y las audiencias Destacan algunas frases que expresan el tono irónico que atraviesa todo el relato. Por ejemplo:

  • “[…] se le admiraba, y sin embargo se le amaba”.
  • “Todo el mundo se puso de su parte, no porque estuviese en el buen camino, no porque fuera razonable, no porque fuera amable, sino porque era su primer visir.”
  • “La mayoría [de las damas] venían a hablarle de asuntos que no tenían, para tener uno con él”.

 

 

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