El capitalismo ha muerto. El ascenso de la clase vectorialista – McKenzie Wark

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Descripción

Sesión 1 (online) – 8 de julio de 2023- Audio 1 en IVOOX: https://go.ivoox.com/rf/112026038

Sesión 2 (online) – 22 de julio de 2023- Audio 2 en IVOOX: https://go.ivoox.com/rf/112948676

 

Con un estilo que oscila entre la informalidad punk y el rigor erudito, El capitalismo ha muerto analiza las causas y consecuencias de la nueva economía política de la información: un vector invisible de Big Data que domina la totalidad del proceso de producción, y que en las últimas décadas ha sometido bajo su control a la propia clase capitalista. Por ello, dice Wark, esto ya no es capitalismo, sino algo todavía peor. La legendaria autora de Un manifiesto hacker nos conduce por un recorrido histórico que se adentra en los orígenes de la «clase vectorialista», desde la Guerra Fría y el pulso neoliberal contra la clase obrera, pasando por el nacimiento de Microsoft y la China de Deng Xiaoping. Partiendo de una revisión crítica de la tradición marxista,  el pensamiento de Wark  «hackea» los lenguajes heredados y propone una interpretación «vulgar» de los textos, apartándose de toda nostalgia por el pasado. Dios ha muerto. El comunismo está muerto. Y ahora parece que ha llegado el turno del capitalismo. ¿Lo que viene puede ser peor?

El capitalismo ha muerto

El ascenso de la clase vectorialista

McKenzie Wark

 

Holobionte Ediciones, junio 2021

 

Debate Club de lecturas 1/2: Sábado 24 junio 2023 – 19hrs España

Primera mitad

 

Debate Club de lecturas 2/2: Sábado 8 julio 2023 – 19hrs España

Segunda mitad

 

Links de conexión a sesiones de debate zoom, disponibles para soci@s en sección Ágora de página de inicio de www.clubdelecturas.com.

 

 

Guía de Lectura preparada por: Enzo Fagúndez, conectado desde Salto, Uruguay.

 

 

 

 

Ubicación de esta guía en la web de Club de Lecturas:

https://www.clubdelecturas.com/producto/el-capitalismo-ha-muerto-el-ascenso-de-la-clase-vectorialista-mckenzie-wark/

 

 

 

 

McKenzie Wark – BIO

 

Nació en Australia y vive en Nueva York. Su libro más reciente es Philosophy for Spiders: on the low theory of Kathy Acker. Es profesora de Estudios Culturales y Medios de Comunicación en el Eugene Lang College de la New School for Social Research de Nueva York. Ha publicado numerosos ensayos de crítica cultural centrados en el legado cultural y político de la Internacional Situacionista (IS). También ha estudiado los cambios sociales y culturales producidos por la incursión de las tecnologías de la información y la comunicación en nuestra cotidianidad. En 2017 transicionó. Sus títulos disponibles en español son: Un manifiesto hackerLa playa bajo la calle y El capitalismo ha muerto. En 2020 editó el número ‘trans | fem | aesthetics’ de la revista e-flux. En la actualidad se encuentra trabajando en un libro acerca de la escena rave trans y queer en Nueva York.

 

Con un estilo que oscila entre la informalidad punk y el rigor erudito, El capitalismo ha muerto analiza las causas y consecuencias de la nueva economía política de la información: un vector invisible de Big Data que domina la totalidad del proceso de producción, y que en las últimas décadas ha sometido bajo su control a la propia clase capitalista. Por ello, dice Wark, esto ya no es capitalismo, sino algo todavía peor. La legendaria autora de Un manifiesto hacker nos conduce por un recorrido histórico que se adentra en los orígenes de la «clase vectorialista», desde la Guerra Fría y el pulso neoliberal contra la clase obrera, pasando por el nacimiento de Microsoft y la China de Deng Xiaoping. Partiendo de una revisión crítica de la tradición marxista, el pensamiento de Wark «hackea» los lenguajes heredados y propone una interpretación «vulgar» de los textos, apartándose de toda nostalgia por el pasado. Dios ha muerto. El comunismo está muerto. Y ahora parece que ha llegado el turno del capitalismo. ¿Lo que viene puede ser peor?

 

 

EL CAPITALISMO HA MUERTO

El ascenso de la clase vectorialista

McKenzie Wark

 

Introducción.

 La estrategia más común entre los postcapitalistas de hoy es hacer del lenguaje (es decir, de todo aquello que significa) algo abstracto y por tanto algo fácilmente manipulable.

Kathy Acker

 

Un acercamiento al concepto de «vector de información»

 

¿Qué diosa del punk eres tú? A mí me tocó Kim Gordon, o al menos durante un rato, no me sentía del todo satisfecha e hice la prueba unas cuantas veces hasta que me salió Patty Smith. Desconozco que empresa creo este cuestionario online, pero a cambio del privilegio de poder jugar, acepté otorgarle acceso a una gran cantidad de información para acabar aprendiendo lo que ya sé, que soy más del tipo Patti Smith que del tipo Kim Gordon.

 

El cuestionario captó mi atención el tiempo suficiente para matar el aburrimiento y me obsequió con algo para publicar en las redes sociales, un contenido presumiblemente capaz de enganchar la atención de los demás. Hay quienes se asustan cuando se enteran de todo lo que pueden llegar a saber los algoritmos sobre nosotros, pero yo siempre he pensado que la privacidad es una idea burguesa. Lo distópico, a mi modo de ver, no es tanto el intercambio de información como la simetría que se produce en tal intercambio.

 

Si tienes acceso a tus medios de información de forma gratuita, esto significa por lo general que tú eres el producto. Si la información no te ha sido vendida, entonces eres tú el que está siendo vendido. Esto es algo que quienes nos dedicamos a los estudios de los medios venimos enseñando a nuestros alumnos desde la época de la televisión. En aquellos tiempos todo era bastante sencillo, escuchabas la radio o veías la tele gratis y entre los programas o las canciones había anuncios, tú eras el producto que era vendido por la emisora a sus anunciantes, o para decirlo de modo más exacto. lo que era vendido era tu atención.

 

Pero el genio maligno de los media era la post-televisión, no consiste solamente en capturar nuestra atención, sino en registrarla. Una cantidad ingente de información puede ser extraída sobre quiénes somos, qué nos gusta o cuál es nuestra diosa del punk favorita. Muchos consumidores media acaban sorprendiéndose por la cantidad de información que revelan sobre sí mismos.

 

Habían sido convencidos para pensar que los medios de la era post-televisión eran una especie de servicio público gratuito, una ilusión que ciertas empresas no tienen reparo alguno en perpetuar en sus usuarios, pero ciertamente no en sus inversores, a quienes le cuentan una historia totalmente diferente. Al regalar lo que parece ser un servicio gratuito, se puede extraer más información de la que se ofrece, y esta simetría de información puede convertirse a su vez en dinero.

 

Las industrias de la vieja cultura ya sabían cómo sacar provecho del ocio. Después de que el movimiento obrero organizado batallara duramente para conseguir más tiempo libre para los trabajadores, El capital se vio obligado a ceder, pero también encontró la forma de mercantilizar ese tiempo libre, además del tiempo de trabajo. Las primeras industrias culturales al menos debían esforzarse por ofrecer productos que llamasen nuestra atención. En cambio, en la era post-televisión, las industrias culturales han sido reemplazadas por industrias buitre que ya ni siquiera se molestan en proporcionarnos cierto entretenimiento. Debemos entretenernos entre nosotros mismos mientras ellos sacan los beneficios, cobrándoselos en las redes sociales públicas o privadas, en el trabajo o en el ocio, e incluso cuando dormimos (si te dejas el Fitbit encendido). Lo que dota de nuevo significado al eslogan inventado por los surrealistas belgas << recuerda, estás durmiendo para el jefe>>.

 

Pero no se trata solo de nuestro trabajo o nuestro ocio. Algo más está siendo mercantilizado aquí, nuestra sociabilidad, nuestra vida común y ordinaria juntos, lo que incluso podríamos llamar nuestro comunismo. Claro que no se trata de una versión utópica del comunismo, sino más bien de algo muy banal y cotidiano, nuestra pasión por compartir pensamientos y sentimientos, conectar con los demás, etc. Y aun así, la mayoría de la gente parece sorprenderse de que su deseo de compartir y estar juntos, de contactar con amigos, de subir imágenes de gatitos, e incluso su deseo de mantener acaloradas discusiones con extraños, sea algo que esté haciendo asquerosamente rico a alguien.

 

 

Pregunta #1

 

¿Compartes con la autora la nueva categoría marxista denominada “clase dominante vectorialista?

 

 

 

 

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