El mundo clásico: Una breve introducción – Mary Beard y John Henderson

Descripción

Sesión 1 – 13 de noviembre de 2021 Audio 1 en IVOOX: https://go.ivoox.com/rf/78213276

Sesión 2 – 27 de noviembre de 2021 Audio 2 en IVOOX: https://go.ivoox.com/rf/78862620

 

El mundo clásico: Una breve introducción

Mary Beard y John Henderson

 

Alianza Editorial, 2016

 

Debate Club de lecturas 1/2: Sábado 13 Noviembre 2021 – 19hrs España

 

Debate Club de lecturas 2/2: Sábado 4 Diciembre 2021 – 19hrs España

 

Links de conexión a sesiones de debate zoom, disponibles para soci@s en sección Ágora de página de inicio de www.clubdelecturas.com.

 

 

Guía de Lectura preparada por: Pepa Gandasegui (“Smart History”)

 

 

LOS AUTORES

–             Mary Beard es catedrática de Clásicas en el Newnham College de Cambridge. Es editora de Times Literary Supplement y autora del blog A Don’s Life. Es miembro de la Academia Británica y de la Academia Americana de Artes y Ciencias. Entre sus libros publicados se incluye The Parthenon (2003). El triunfo romano (Critica 2008). Pompeya (Critica 2009), ganador del premio Wofson, La herencia viva de lo clásico (Critica 2013) y SPQR. Una historia de la antigua Roma (Crítica 2016). En octubre de 2021 se ha publicado su obra Doce cesares (Crítica) Entre otros reconocimientos, ha sido Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2016. Es una polémica comunicadora, y una divulgadora de los clásicos en la actualidad.

–             Jhon G.W. Henderson es profesor retirado de estudios clásicos en la Universidad de Cambridge, y miembro del King’s College de Cambridge. Entre sus publicaciones destacan: El mundo medieval de Isidoro de Sevilla. Creando la verdad a través de las palabras. (2006). Zoológico humano de Esopo (2004). Contar cuentos sobre Cesar: Historias romanas de Fedro (2000). Luchando por Roma. Poetas, Cesares, Historia y Guerra Civil (1998). Sus publicaciones incluyen colaboraciones con su colega de universidad Mary Beard

EL MUNDO CLÁSICO: UNA BREVE INTRODUCCIÓN

Mary Beard y John Henderson

 

Mary Beard y Jhon Henderson, en este pequeño y delicioso libro, nos colocan frente al conocimiento del mundo clásico y las diversas formas para acercarnos a la historia, la cultura y las mentalidades de Grecia y de Roma. Aunque sus referencias son más griegas que romanas, nos van llevando de la mano hasta hacernos entender la presencia y el vigor que ha tenido la cultura clásica en la civilización occidental. Para ello se valen de un personal estilo de contar la historia: tomando como punto de partida un hecho y un lugar concretos (la exposición en el Museo Británico de los mármoles esculpidos encontrados en las excavaciones del Templo de Apolo en Basas), nos ponen en evidencia cuestiones como la arqueología y su evolución, la circulación durante milenios de los manuscritos de los autores clásicos gracias a los copistas, las interpretaciones que de los textos clásicos se han hecho en siglos y la formación de los estudios de los clásicos en la universidades. Y van introduciendo las dudas, las conjeturas y los errores que implica una disciplina configurada sobre una base a veces volátil.

Pese a esta peculiar forma de estructurar, su texto, en el que atrevidamente saltan de la epidemia de peste en Atenas en el siglo V a.c a los estudios clásicos del siglo XIX en Inglaterra, Mary Beard y Jhon Henderson nos trasmiten una idea fundamental: la presencia vigente del mundo clásico en la cultura occidental, y sobre todo, cómo el clasicismo, su estudio y su conocimiento permanece vivos y actuales en el posmoderno y globalizado siglo XXI.

 

  1. LA VISITA

El libro se inicia participando en una visita a las salas del Museo Británico en las que se exponen las obras de arte procedentes de Grecia -desde la prehistoria hasta el helenismo- y de Roma, para lo que se adjunta un plano de las salas.

El narrador nos conduce hasta la sala número seis, un espacio que diverge del recorrido en el nivel de entrada y que está situado en una entreplanta. Allí, aparecen expuestas unas planchas de piedra tallada con diferentes relieves de 1,5 metros de altura. Estas planchas constituyen el friso esculpido a finales del siglo V a. de C. y que recubrían el habitáculo interior del templo del dios Apolo descubierto en el lugar llamado Basas, en la región de Arcadia, situado en el extremo suroccidental de la península griega.

En la sala, diseñada expresamente para albergar estos restos arqueológicos, se encuentran casi íntegros los vestigios que a comienzos del siglo XIX un grupo de arqueólogos-exploradores ingleses, alemanes y daneses descubrieron, exploraron y expoliaron para ser vendidos al gobierno británico. El friso que se puede contemplar representa dos escenas de batallas: una de ellas entre griegos y centauros que han intentado raptar a las mujeres asistentes a un banquete de bodas, y otra escena, en la que los griegos, encabezados por Heracles, luchan contra las extrañas guerreras llamadas Amazonas. Las piezas están colocadas armando las historias de la manera mas plausible según la tradición ha ido narrando las aventuras y los llamados trabajos de Heracles. Pero estas esculturas fueron halladas en los restos encontrados del templo de Apolo que estaban diseminados en el espacio explorado, por lo tanto, no sabemos si es esta la forma en la estaban colocados originalmente. La ubicación actual solo constituye una hipótesis, teniendo en cuenta que en su emplazamiento original el friso estaba a una altura de siete metros, por lo que debía ser poco visible para los visitantes. Por lo tanto, entre aquel contexto histórico y la representación actual se abre un abismo, pues no conocemos la manera en la que los visitantes del S. V a.c. se acercaban a contemplar el templo y sus esculturas en relieve.

Mármoles de Bassas expuestos en el Museo Británico

 

Templo de Apolo en Bassas

 

Después de que Roma tomase posesión del Egeo en el siglo II a.C., sin guerras destructivas ni cambios profundos en la vida de los griegos, el templo de Apolo en Basas, como otros muchos templos, mantuvo el carácter que tenia cuando se construyó. Pero no sabemos que seria de esta, y otras construcciones clásicas para los griegos súbditos de Bizancio, después de las destrucciones promovidas por el cristianismo de los primeros siglos, ni para los súbditos del poder turco. Y los exploradores del siglo XIX entendían que el expolio que hacían era de una cultura que les pertenecía ¿Tenían el mismo interés y la misma admiración que sentimos nosotros por la literatura y la cultura clásica?

 

Nosotros y ellos: el estudio del mundo clásico

Estudiar el mundo clásico está condicionado por la lejanía temporal, y por la cercanía de la permanencia de su cultura en nuestra civilización. Se trata por lo tanto de determinar nuestra relación con este ámbito. Y el punto de partida más accesible actualmente son los restos expuestos en los museos, pero hay que tener en cuenta que este acercamiento trasciende a los meros restos físicos, pues hay que incorporarles el pensamiento, la literatura y la historia para poder escribir la antigüedad. Se trata de valorar que los textos clásicos, en su origen, estaban escritos en y para una sociedad diferente de la nuestra, copiados en soporte de rollos de papiro, un contexto en la que la filosofía se hacia en la misma sociedad, por medio de la conversación, hasta que se confinó en las Academias. Pero, además, la filosofía y la literatura nos pertenecen a nosotros tanto como a ellos: forman parte de nuestra tradición filosófica, lo que leemos lo hacemos a la luz de lo que otros muchos filósofos han leído después. Este complejo proceso interactivo de lectura, comprensión y debate, constituye el desafío del estudio del mundo antiguo.

Tomando como ejemplo el templo de Apolo en Basas se pueden escrutar pistas de muy variado carácter. Desde los conflictos míticos representados en sus muros y sus enigmas y que función y uso tenían para los griegos, hasta la mano de obra que lo construyó, en que paisaje estaba enclavado, quien lo visitaba y lo admiraba, y sobretodo las reinterpretaciones que se han dio haciendo de estos aspectos a través de generaciones.

 

PREGUNTA 1

¿La exhibición de los restos arqueológicos, después de los expolios de los siglos XIX y XX, deberían tender a buscar el contexto original, o por el contrario ha de primar la cualidad didáctica en la representación del pasado?

¡Tus comentarios son bienvenidos!