Descripción
TRES UTOPÍAS CONTEMPORÁNEAS
Francis Wolff
Erasmus Ediciones, 1ª Edición Marzo 2019
Debate Club de lecturas 1/2: Sábado 3 Octubre 2020 – 19hrs España
Debate Club de lecturas 2/2: Sábado 17 Octubre 2020 – 19hrs España
Link conexión: https://us02web.zoom.us/j/8850041052
Guía de Lectura preparada por: Jorge Ponce Dawson, conectado desde Galapagar, Madrid, España
Nota biográfica – Fuente: Wikipedia.fr
Francis Wolff, nacido en 1950 en Ivry-sur-Seine, es un filósofo francés. Es profesor emérito de la École normale supérieure de rue d’Ulm, París.
Trayectoria
Francis Wolff estudió en el Lycée de Saint-Cloud y luego en el Lycée Louis-le-Grand (París). En 1971 ingresó en la École normale supérieure (ENS) de la rue d’Ulm y obtuvo allí la graduación en filosofía en 1974. A petición de Louis Althusser, se benefició de un quinto año de ENS, durante el cual está a cargo de los cursos de agregación. Después de graduarse de ENS, enseñó filosofía en la escuela de formación de profesores de Laon (1977-1980); luego fue elegido para la Universidad de São Paulo (Brasil) de 1980 a 1984; ocupa, en sustitución de Gilles Gaston Granger y Gérard Lebrun, la última «cátedra permanente» de la universidad francesa en el departamento de filosofía. Allí enseñó filosofía antigua y realizó sus investigaciones bajo la dirección de Pierre Aubenque.
A su regreso, enseñó como profesor asociado en las escuelas secundarias de Hénin-Beaumont (1985) y luego de Plaisir (1985-87), mientras era profesor en la Universidad de Aix-en-Provence, las de París. -I Panthéon-Sorbonne y Lille III. Después de un breve período como profesor de primero superior (khâgne) en Versalles (1988-89), fue nombrado profesor de filosofía en la Universidad de Reims Champaña-Ardenas (1989-1992) y luego en la École normale supérieure. (1992-1999).
Calificado para realizar investigaciones en filosofía en 1998, fue nombrado profesor universitario (cátedra de filosofía antigua) en la Universidad Paris-X Nanterre en 1999, donde dirigió el centro Festugière para la historia del pensamiento antiguo. De regreso en mayo de 2001 a la École normale supérieure, para ejercer las funciones de subdirector (letras y ciencias humanas), fue nombrado profesor de las universidades de esta institución, en 2004, en el departamento de filosofía, del que ejerció como director durante tres años (2004-2007).
Es un defensor de la tauromaquia y las corridas, tema sobre el que ha publicado dos libros, un gran número de artículos de prensa y participado en numerosas conferencias. También colaboró en la redacción del documento que permitió incluir la tauromaquia en el inventario general del patrimonio cultural francés.
Filosofía
Especialista en filosofía antigua, miembro del Centro Léon-Robin, publicó trabajos sobre los sofistas, Sócrates, Platón, Epicuro, y especialmente sobre Aristóteles. También trabajó en la historia de la «dialéctica» antigua o en la historia de los «axiomas» antiguos (comparación Aristóteles / Euclides). Respecto a Aristóteles, publicó sobre física, ética, poética y muy especialmente sobre metafísica y política. Su método de lectura de textos antiguos favorece la identificación de “problemas”, que dan un sentido filosófico general a textos que, sin embargo, son inseparables de su contexto histórico; se basa en la noción de «figura de pensamiento».
Durante años, su compromiso con la renovación de la «filosofía general» le ha llevado a erigir la sencillez de las ideas y la fuerza de los argumentos en un método filosófico muy eficaz. Su seminario “Posiciones y argumentos” en la ENS de la rue d’Ulm, que desde 2004 se ha convertido en “Los lunes de la filosofía”, quiso renovar la idea de “filosofía general”: se exponen y discuten las investigaciones filosóficas actuales, sin más armas que los argumentos, independientemente de cualquier exégesis histórica, cualquier tema preestablecido y cualquier escuela establecida.
En “Tres utopías contemporáneas” cuestiona la imaginación pospolítica contemporánea. La definición de hombre se ha vuelto problemática entre el animalismo que lo reduce a un animal como cualquier otro y el transhumanismo que niega su animalidad para convertirlo en un dios prometido a la inmortalidad. Frente a estas dos negaciones opuestas del humanismo, reclama la única utopía capaz de renovar el ideal humanista: la utopía cosmopolita.
TRES UTOPÍAS CONTEMPORÁNEAS
INTRODUCCIÓN. MUERTE Y RENACIMIENTO DE LAS UTOPÍAS
Estamos cansados de utopías, hartos de utopías literarias y ensoñaciones sobre la ciudad ideal…
Nuestras viejas utopías
Nuestras viejas utopías (“de Platón a Thomas More, de Étienne Cabet a Charles Fourier”) eran un rechazo al presente. Pero no se presentaban como una alternativa real, sino como “un imposible deseable”. Sus autores eran revolucionarios de palabra. También lo fueron Marx y Engels, que planteaban la utopía comunista, concibiéndola igual que la de una ciudad ideal en donde cada cual viviría según sus necesidades. Se basaban en ideales como el Bien absoluto, lo Puro o lo Común.
En sus intentos de aplicación práctica, estas utopías se trastocaban en algo diametralmente opuesto al ideal. Francis Wolff (FW) da el ejemplo del llamado socialismo real, que nunca terminaba de realizar las expropiaciones necesarias para establecer lo Común que propugnaba, convirtiendo la idea de sociedad sin Estado en una dictadura de Estado.
¿El fin de las utopías?
FW considera que el establecimiento de la democracia representativa en Europa y los más de 70 años de paz tras la Segunda Guerra nos han hecho perder la idea de poder salvarnos a través de lo común. Ya no creemos ni en la salvación ni en lo común, y da 3 razones para ello:
- El declive de lo político
- La desconfianza respecto del Bien
- El reino de los derechos individuales
“Ya no creemos en el Bien. Ya no soñamos con una ciudad ideal, libre por fin de todo Mal: aspiramos simplemente a una sociedad, o a un mundo, menos malo”.
Prueba de esta nueva sensibilidad es la reactividad, y no proactividad, de los movimientos más recientes de protesta (antiglobalización, primaveras árabes, Foro Social Mundial, Occupy Wall Street, etc). Se realizan “en contra de” y nunca “en favor de”. Han desaparecido las utopías políticas, dando lugar al reino de los derechos individuales. Toda reivindicación se canaliza como el reclamo de un nuevo derecho personal. Lo que deseamos en el fondo es maximizar nuestros derechos y que el Estado nos deje tranquilos para vivir nuestras vidas. Este nuevo escenario se diferencia diametralmente de los ideales revolucionarios del ’68, cuando todo era político, es decir, todo pasaba por la construcción de lo Común. Hoy día, el único valor que perseguimos es el de los derechos humanos individuales.
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